El pago de pensiones se está comiendo al crecimiento económico del país

El principal riesgo de que uno de cada cinco pesos que gasta el país se vaya en pagar pensiones, es que impida que mejoren las condiciones de vida de la gente, de acuerdo con el especialista Enrique Díaz-Infante.

El también investigador del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) nos explicó que esto no quiere decir que sería mejor dejar de pagar las pensiones, sino que se deben buscar alternativas para que no provoquen más deuda o recortes de presupuesto en otras áreas.

Lo preocupante es que según el análisis “Pensiones en México: 100 años de desigualdad” del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), el pago de este beneficio para los trabajadores necesitará cada vez un porcentaje más grande del presupuesto nacional.

Más sobre el tema: Presupuesto para 2022: al gobierno le importa más la concentración de poder que el crecimiento económico

La presión de las pensiones

“Con el cambio en la composición demográfica y el avance de la ciencia médica, la esperanza de vida de los ciudadanos aumentó, lo que ha incrementado la cantidad de adultos mayores. Junto con éstas, también creció el gasto público de las pensiones que estaban bajo el esquema del sistema de reparto”, se lee en el documento del CIEP.

Antes de 1997, las pensiones se pagaban mediante el sistema de reparto, o sea que los trabajadores en funciones financiaban con sus contribuciones a quienes ya estaban pensionados. No como es actualmente, en el que cada trabajador aporta para su retiro a través de una cuenta individual.

Así las cosas, cada año se retiran más personas que comenzaron a trabajar antes de 1997, y el país está en deuda con ellas y ellos porque ya financiaron a las generaciones anteriores de pensionados. El asunto es que además ahora el país debe proyectar estos pagos por más años gracias a los avances de la salud.

Además de esta situación, el estudio del CIEP contempla el aumento del gasto en este sentido por la creación de nuevas pensiones no contributivas, que son las que no están financiadas por aportaciones hechas por el trabajador, como la que se entrega a los adultos mayores del país.

Es por todo este contexto que especialistas como el actuario Francisco Aguirre Farías calculan que México debe 120% del Producto Interno Bruto (PIB) –o sea todo lo que el país produce en 14 meses y medio– por concepto de pago de pensiones a 100 años.

“Es decir, ni todo el PIB de un año te alcanzaría para pagar las pensiones. Afortunadamente el país no tiene que pagar todas las pensiones de un trancazo sino en el tiempo. Pero si este año va a implicar 5.1% según cifras del CIEP, para 2024 significará algo así como el 6.3% del PIB”, nos dijo Enrique Díaz-Infante, director del Programa del Sector Financiero y Seguridad Social del CEEY.

De acuerdo con el documento del CIEP esto seguirá en aumento. Por ejemplo, el pago de pensiones a trabajadores dados de alta en el IMSS alcanzará su pico máximo en 2034 y se terminará de pagar hasta 2090. 

Mientras que en Pemex este gasto tocará su máximo histórico en 2055 y se terminará de pagar hasta 2120. En el ISSSTE el pico será en 2035 y acabará en 2075.

Los riesgos de gastar así

Para Enrique Díaz-Infante estamos hablando de un asunto grave para el país, pues que cada año aumente el presupuesto para pensiones quiere decir que cada año se le tenga que recortar a otras áreas importantes para el crecimiento económico y la movilidad social.

“Implica recortes y los recortes generalmente impactan en temas de infraestructura, educación y salud. Es decir, las pensiones se están comiendo el crecimiento. Tiene un impacto muy negativo”, dijo.

Otro riesgo es que el país entre en un círculo vicioso de endeudamiento, porque “si incurres en deuda, te vas a ir comiendo cada vez más parte del presupuesto para el pago de deuda”.

“Ya ahorita estamos gastando 3.1% del PIB en deuda y 5.1% en pensiones, y si lo sumas es el 8.3% del PIB”, señaló Díaz-Infante.

Esto nos lleva a otra dimensión si tomamos en cuenta que el presupuesto para educación equivale al 3.3% del PIB, de acuerdo con el experto, y que la inversión en salud es el 2.8% y en infraestructura el 1.5%.

“Si sumamos salud, educación e infraestructura –7.6%– tienes ese porcentaje en capital físico y humano. En contraparte, tienes un gasto en deuda de 8.3%”, el cual podría ir en aumento año con año, señaló el experto.

¿En qué se va a traducir esto? En menos construcción de escuelas, menos construcción de hospitales, menos acceso a la salud, menos acceso al agua, menos carreteras, y lamentablemente podría traducirse en accidentes por falta de mantenimiento a las obras.

Para el experto todo esto es todavía más preocupante en un contexto de reactivación económica, “pues tienes que meterle mucho a la inversión de infraestructura, pero no cualquier infraestructura que solo sirva a los militares, sino que brinde una derrama suficiente de recursos a pequeñas y medianas empresas”.

Los riesgos de gastar así

Para Enrique Díaz-Infante estamos hablando de un asunto grave para el país, pues que cada año aumente el presupuesto para pensiones quiere decir que cada año se le tenga que recortar a otras áreas importantes para el crecimiento económico y la movilidad social.

“Implica recortes y los recortes generalmente impactan en temas de infraestructura, educación y salud. Es decir, las pensiones se están comiendo el crecimiento. Tiene un impacto muy negativo”, dijo.

Otro riesgo es que el país entre en un círculo vicioso de endeudamiento, porque “si incurres en deuda, te vas a ir comiendo cada vez más parte del presupuesto para el pago de deuda”.

“Ya ahorita estamos gastando 3.1% del PIB en deuda y 5.1% en pensiones, y si lo sumas es el 8.3% del PIB”, señaló Díaz-Infante.

Esto nos lleva a otra dimensión si tomamos en cuenta que el presupuesto para educación equivale al 3.3% del PIB, de acuerdo con el experto, y que la inversión en salud es el 2.8% y en infraestructura el 1.5%.

“Si sumamos salud, educación e infraestructura –7.6%– tienes ese porcentaje en capital físico y humano. En contraparte, tienes un gasto en deuda de 8.3%”, el cual podría ir en aumento año con año, señaló el experto.

¿En qué se va a traducir esto? En menos construcción de escuelas, menos construcción de hospitales, menos acceso a la salud, menos acceso al agua, menos carreteras, y lamentablemente podría traducirse en accidentes por falta de mantenimiento a las obras.

Para el experto todo esto es todavía más preocupante en un contexto de reactivación económica, “pues tienes que meterle mucho a la inversión de infraestructura, pero no cualquier infraestructura que solo sirva a los militares, sino que brinde una derrama suficiente de recursos a pequeñas y medianas empresas”.

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