Expertos consultados por Excélsior explicaron que el esfuerzo realizado por el gobierno federal para contener los pasivos pensionarios públicos aún está lejos de la solución definitiva que se requiere para detener la “la bola de nieve” que significa el pago de jubilaciones en el presupuesto.
Pedro Vázquez Colmenares, socio-director en Marpex Consultores, y Enrique Díaz-Infante, director del Programa del Sector Financiero y Seguridad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), comentaron que la solución de fondo pasa por reconocer lo antes posible los pasivos laborales dentro del balance financiero del sector público y transitar hacia un sistema único de pensiones fondeado por trabajadores y patrones, desde los actuales modelos de beneficio definido.
A su vez, estos modelos deben reconocer los derechos adquiridos de los trabajadores hasta cierto periodo y a partir de ahí ser de contribuciones definidas, coincidieron los especialistas.
Toda reforma a los sistemas de pensiones cuesta, pero ese costo sería para la solución definitiva, para que fluyan sobre una tubería reparada y no sobre una tubería rota como lo que tenemos hoy”, explicó Pedro Vázquez Colmenares.
Asumes como deuda los pasivos pensionarios para que se pare la bola de nieve, y luego incorporados al presupuesto, se debe hacer una reforma hacendaria con ajustes a los ingresos y gastos para poder pagar, pero ya a la solución definitiva”, dijo Enrique Díaz-Infante.
PROBLEMA DE HOY
Los expertos manifestaron que el costo de no reformar los sistemas pensionarios públicos es que seguirán absorbiendo cada vez más recursos presupuestarios en detrimento de las demás políticas públicas, como se observa en el Paquete Económico 2017.
Esto es un problema ya de hoy, gastamos más en pensiones que en salud, que en educación, que en infraestructura, que en procuración de justicia o seguridad pública. Así que no es un asunto de actuar para mañana sino que hoy ya nos está afectando”, dijo Pedro Vázquez Colmenares.
Hoy gastamos cerca del 9 o 10% del presupuesto federal en pensiones, y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) ha calculado que si no se detiene la bola de nieve, en 2025 gastaremos el 15% del presupuesto en jubilaciones”, dijo Enrique Díaz-Infante.
ACOTAR LOS BENEFICIOS
Enrique Diaz-Infante dijo que la reforma a las pensiones debe acotar los privilegios de los sistemas de beneficio definido, con una regla que reconozca los derechos laborales hasta cierto periodo y a partir de ahí ser fondeados por los trabajadores y patrones, como lo ha propuesto la OCDE.
El especialista del Centro de Estudios Espinosa Yglesias aclaró que se pronuncia a favor de esta medida pese a que es beneficiario directo del régimen de transición, es decir cuya pensión correría con cargo al presupuesto público.
Vázquez Colmenares sostuvo que debe haber un periodo de transición en los cuales los recursos públicos y la deuda asumida sean para fondear la reforma a los sistemas pensionarios, para que a partir de ahí haya una regla presupuestal en que quede prohibido usar recursos públicos para subsidiar sistemas de pensiones.
Se reduce pasivo laboral público
El pasivo pensionario del IMSS, ISSSTE, PEMEX, CFE, LyFC, FERRONALES, banca de desarrollo y paraestatales, disminuyó de nueve billones 992 mil millones de pesos en 2014 a nueve billones 408 mil 600 millones de pesos en 2015, informó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Medido como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), se redujo de 56% en 2014 a 49% del PIB en 2015, lo que significó una disminución de 7.2 puntos porcentuales, según datos de la dependencia contenidos en los Criterios Generales de Política Económica 2017.
De acuerdo con la información oficial disponible, la deuda del Estado mexicano con los derechohabientes y trabajadores en retiro de los organismos mencionados, disminuyó en 583,400 millones de pesos, esto es, en 5.8% anual, en términos nominales.
La dependencia advirtió que, pese a la disminución, el saldo total del pasivo pensionario del sector público continuará presionando las finanzas públicas, porque entre 2017 y 2035 habrá una transición importante de la estructura poblacional.
Dicha transición consiste en un incremento de la población adulta de entre 40 y 70 años de edad, es decir, en un envejecimiento de la población que implica una presión en el gasto esperado en pensiones y salud, porque aumentarán las personas con padecimientos crónico degenerativos.
Cabe recordar que, con la finalidad de asegurar la fortaleza del sistema de pensiones, este se reformó de un esquema de repartos de beneficios definidos a uno de contribución definida integrado por cuentas individuales, en el que los recursos requeridos en estas cuentas se depositan paulatinamente y no se pueden utilizar para pagar las pensiones en curso de pago.
Por tanto, aun cuando se han reducido las obligaciones pensionarias por la transición del esquema, persiste una presión para las finanzas públicas por parte del pago de pensiones calculados con base en el régimen previo”, explicó la dependencia.
Estimó que la presión de gasto observada durante el periodo de transición alcanzará su máximo en 2017, y disminuirá gradualmente hasta desaparecer en 2029.
Este artículo apareció el lunes 12 de septiembre 2016 en Imagen.